Los estudiantes de preescolar despidieron al árbol más antiguo del colegio con un homenaje lleno de amor y gratitud. Colgaron figuras de origami en sus ramas, como recuerdo de las historias que vivieron bajo su sombra, y le cantaron canciones que resonaron en su tronco, celebrando su vida. Con sensibilidad, los niños y niñas acompañaron al árbol en su tránsito hacia un nuevo estado, comprendiendo que, aunque ya no estará en pie, su legado sigue vivo en cada uno de nosotros, conectando nuestra existencia con la naturaleza que compartimos.